Lee Jae-myung espera su primera llamada con Trump: Los desafíos diplomáticos del nuevo presidente surcoreano

Jun 5, 2025
Política
Lee Jae-myung espera su primera llamada con Trump: Los desafíos diplomáticos del nuevo presidente surcoreano

La Llamada que Nunca Llegó

El panorama político de Corea del Sur ha estado lleno de expectativa mientras el presidente Lee Jae-myung, quien fue inaugurado hace apenas unos días tras su victoria electoral decisiva el 3 de junio de 2025, esperaba lo que muchos consideraban un hito diplomático crucial: su primera conversación telefónica con el presidente estadounidense Donald Trump. La llamada, inicialmente esperada para el jueves 5 de junio, aún no se ha materializado, dejando a los círculos diplomáticos especulando sobre las implicaciones para las relaciones Corea-Estados Unidos.

Según fuentes diplomáticas, ambos gobiernos han estado coordinando activamente para organizar la conversación telefónica entre los dos líderes. La portavoz presidencial Kang Yu-jung abordó el retraso durante una conferencia de prensa del miércoles por la noche, declarando que era poco probable que la llamada tuviera lugar esa noche debido a las diferencias horarias, mientras enfatizaba que los esfuerzos de coordinación continuaban. Este retraso, aunque aparentemente menor, tiene un peso significativo en el mundo de la diplomacia internacional, donde el tiempo y el simbolismo a menudo hablan mucho sobre el estado de las relaciones bilaterales.

La importancia de esta primera conversación no puede subestimarse. Lee Jae-myung, el ex líder del Partido Democrático que obtuvo casi el 50% de los votos en las elecciones recientes, representa un cambio en la política surcoreana tras el impeachment del expresidente Yoon Suk Yeol. Su victoria marcó un giro decisivo alejándose de la agitación política que había dominado la nación, particularmente después del controvertido intento de Yoon de imponer la ley marcial en diciembre de 2024.

Complejidades Diplomáticas en la Era Trump

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El retraso en la llamada Trump-Lee destaca los intrincados desafíos diplomáticos que esperan a la nueva administración de Corea del Sur. A diferencia de las transiciones anteriores donde los nuevos presidentes típicamente disfrutaban de un período de luna de miel para establecer sus equipos y articular su agenda nacional, Lee ha asumido directamente el rol presidencial para llenar el vacío dejado por el impeachment de su predecesor. Esta asunción inmediata de deberes llega en un momento particularmente sensible en las relaciones Corea-Estados Unidos.

La conversación, cuando finalmente tenga lugar, se espera que se centre en felicitar a Lee por su victoria presidencial y reafirmar la alianza bilateral que ha sido la piedra angular de la cooperación Corea-Estados Unidos desde la Guerra de Corea. Sin embargo, es probable que surjan temas espinosos, particularmente con respecto a la campaña agresiva de la administración Trump para aumentar los aranceles y los acuerdos de reparto de costos de defensa con los aliados. Los surcoreanos ya estaban consternados cuando Trump impuso un arancel del 25% sobre todas las importaciones coreanas en abril de 2025, siguiendo medidas punitivas anteriores en sectores críticos como el acero y los automóviles.

Muchos coreanos habían creído que su alianza militar de larga data y el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos los protegerían de tales presiones económicas. La realidad del enfoque transaccional de Trump hacia las relaciones internacionales ha obligado a Seúl a recalibrar sus expectativas y prepararse para negociaciones más desafiantes por delante.

El Acto de Equilibrio Diplomático de Lee

El presidente Lee Jae-myung enfrenta la compleja tarea de navegar las relaciones no solo con Estados Unidos, sino también con China y Corea del Norte, una cuerda floja diplomática que definirá su presidencia. Durante su discurso inaugural en la Asamblea Nacional, Lee notablemente omitió cualquier mención directa de China, a pesar de haber abogado por fortalecer las relaciones con Beijing durante su campaña. Esta omisión destaca el delicado equilibrio que debe mantener entre las expectativas de Washington y los intereses económicos de Seúl.

China sigue siendo el socio comercial más grande de Corea del Sur, y Lee ha expresado intenciones de reparar las relaciones tensas con Beijing para estimular el crecimiento económico. Sin embargo, Washington continúa presionando a Seúl para que tome un papel más sustancial en contrarrestar la influencia regional de China. Esto pone a Lee en la incómoda posición de tener que elegir entre el pragmatismo económico y las obligaciones de la alianza de seguridad.

Con respecto a Corea del Norte, Lee ha sido más directo en sus intenciones. En su discurso inaugural, se comprometió a disuadir las amenazas nucleares y militares de Corea del Norte mientras fomentaba la comunicación y cooperación para cultivar la paz en la Península Coreana. Enfatizó que independientemente de los costos, la paz es preferible a la guerra. Este enfoque se alinea con su entendimiento de que el presidente Trump espera participar en el diálogo con Kim Jong Un, lo que Lee cree que podría ser útil para la paz regional y la estabilidad.

Presiones Económicas y Tensiones Comerciales

La llamada retrasada llega en un momento cuando la economía de Corea del Sur enfrenta presiones significativas de las políticas comerciales estadounidenses. La postura proteccionista de la administración Trump ya ha impactado a las empresas coreanas, con el arancel del 25% sobre las importaciones coreanas representando un golpe sustancial a la economía dependiente de exportaciones del país. Las promesas de campaña de Lee incluyeron políticas pragmáticas pro-mercado diseñadas para navegar estos desafíos mientras mantenía la relación económica crucial con Estados Unidos.

Durante su campaña, Lee fue a veces comparado con Bernie Sanders por sus políticas domésticas progresistas, pero también atrajo comparaciones con Trump por la impredecibilidad de algunas de sus declaraciones. Esta dualidad refleja el complejo panorama político que debe navegar como presidente. Su enfoque hacia la diplomacia económica será crucial para determinar si Corea del Sur puede mantener su crecimiento económico mientras se adapta a las nuevas realidades de la política comercial estadounidense.

La industria de semiconductores, una piedra angular de la economía de Corea del Sur, enfrenta desafíos particulares mientras Estados Unidos continúa implementando restricciones en las transferencias de tecnología a China. Empresas como Samsung y SK Hynix deben navegar estas restricciones mientras mantienen sus posiciones competitivas en los mercados globales. La administración de Lee necesitará trabajar estrechamente con Washington para asegurar que las empresas coreanas puedan continuar operando efectivamente dentro del nuevo marco regulatorio.

Implicaciones de Seguridad Regional

El momento de la llamada retrasada también coincide con desarrollos significativos en la seguridad regional. La relación de Corea del Norte con Rusia se ha fortalecido considerablemente, con Pyongyang reportadamente vendiendo municiones y bienes militares a Moscú para uso en el conflicto de Ucrania. Este desarrollo ha creado lo que los expertos describen como la mejor situación que Corea del Norte ha experimentado en 35 años, con ingresos aumentados y apoyo chino casi incondicional, aunque limitado.

El enfoque de Lee hacia Corea del Norte difiere significativamente de la postura más confrontacional de su predecesor. Ha indicado apoyo al compromiso potencial de Trump con Kim Jong Un, viéndolo como beneficioso para la paz de la Península Coreana y la estabilidad del noreste asiático. Sin embargo, los funcionarios surcoreanos siguen siendo cautelosos de ser marginados en cualquier negociación Estados Unidos-Corea del Norte, conscientes de cómo se manejaron las preocupaciones de seguridad de Ucrania en discusiones geopolíticas más amplias.

La presencia de fuerzas estadounidenses en Corea del Sur sigue siendo un componente crítico de la arquitectura de seguridad regional. Lee ha elogiado a las fuerzas estadounidenses con base en Corea, reconociendo su papel importante en la política de contención estadounidense contra China. Este enfoque pragmático sugiere que a pesar de su agenda doméstica progresista, Lee entiende la importancia estratégica de mantener fuertes lazos de seguridad con Washington.

Mirando Hacia Adelante: Perspectivas de Cumbre y Oportunidades Diplomáticas

Mientras que el retraso de la llamada puede parecer un contratiempo menor, los círculos diplomáticos ya están mirando hacia adelante a posibles reuniones cara a cara entre Lee y Trump. Las predicciones sugieren que los dos líderes podrían celebrar su primera cumbre en Estados Unidos tan pronto como julio o agosto, siguiendo precedentes establecidos por presidentes coreanos y estadounidenses anteriores. Varias reuniones internacionales presentan oportunidades para reuniones iniciales, incluyendo la cumbre del G7 programada para el 15-17 de junio en Canadá y la cumbre de la OTAN establecida para el 24-25 de junio en los Países Bajos.

La cumbre de la OTAN es particularmente significativa ya que Corea del Sur, junto con Japón, Australia y Nueva Zelanda, ha sido reportadamente invitada a participar. Esta invitación refleja el creciente reconocimiento de las preocupaciones de seguridad del Asia-Pacífico dentro del marco tradicional de la alianza atlántica. Para Lee, la participación en estos foros multilaterales proporcionará oportunidades para demostrar el compromiso de Corea del Sur con la cooperación internacional mientras construye relaciones personales con líderes mundiales clave.

La eventual conversación Trump-Lee, cuando ocurra, establecerá el tono para la relación más amplia entre los dos países. El equipo de Lee probablemente está usando este retraso para preparar cuidadosamente puntos de conversación que aborden las prioridades de ambos líderes mientras establecen las bases para discusiones más sustantivas en futuras reuniones. El éxito de estos intercambios diplomáticos iniciales será crucial para determinar si Corea del Sur puede navegar los desafíos de la era Trump mientras mantiene su autonomía estratégica y prosperidad económica.

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